Arija es desde la Alta Edad Media un lugar del antiguo Alfoz de Santa Gadea. En el siglo XIX se ve beneficiada por la industralización de la comarca de Campoo, teniendo su culminación en la llegada del Ferrocarril (Bilbao - la Robla) y la instalación de la Fábrica de Cristalería Española, en 1906. Durante el primer tercio del siglo XX el pueblo crece rápidamente, llegando a tener casi 4.000 habitantes antes de la Guerra Civil.
El Barrio de Vilga, en torno a la fábrica, se convierte en el núcleo más dinámico. Cristalería Española construye las casas para sus empleados, desde cómodos chalés de estilo francés para el personal directivo y técnicos cualificados, hasta sencillas casas para obreros. La bonanza económica anima a los Arijanos a segregarse de Alfoz de Santa Gadea y constituirse en Ayuntamiento en 1928.
La Guerra Civil resulta especialmente cruenta en Arija, muy próxima al frente hasta 1937. Ya en los años cuarenta la concusión del Embalse del Ebro y el traslado de Cristalería Española a Avilés supusieron un traumático descenso de la población, que ha continuado hasta nuestros días.